viernes, 15 de marzo de 2013

15 de marzo: Día mundial del sueño


El sueño se puede definir como un estado funcional y cíclico, que presenta ciertas manifestaciones como la ausencia de motilidad, bajos niveles fisiológicos como respiración, presión sanguínea, etc., por la baja estimulación externa que existe.
Una buena calidad del sueño requiere de la puesta en marcha de una serie de conductas que faciliten el sueño, así como de la eliminación de comportamientos incompatibles con un sueño reparador. Entre las conductas positivas para conciliar el sueño se encuentran una adecuada alimentación y la práctica regular de ejercicio físico. Entre las conductas perturbadoras del sueño se destacan el consumo de sustancias estimulantes (alcohol, cafeína y tabaco) y fármacos para dormir y el hecho de obsesionarse por quedarse dormido, desarrollando pensamientos incompatibles con el sueño en el momento de acostarse.
La capacidad que ciertos alimentos tienen para inducir el sueño es algo que se sabe desde hace mucho tiempo. En general, una dieta rica en vitaminas, minerales y otras sustancias nutritivas favorece la calidad del sueño. Los alimentos ricos en proteína acrecientan la alerta y los alimentos  ricos en carbohidratos, vitamina B o en calcio favorecen el sueño. Una sustancia presente en muchos alimentos (carne, pescado, etc.) que se ha asociado con el sueño es el triptófano, a partir de la cual el cerebro elabora serotonina que es un neurotransmisor inductor del sueño.
El ejercicio físico es beneficioso para la calidad del sueño ya que reduce el estrés y la ansiedad, y produce relajación muscular. Debe realizarse entre 4 a 6 horas antes de acostarse.
Existen factores que se relacionan con el ambiente en el que duerme una persona que influyen de forma clara sobre la calidad del sueño. Así, el ruido y la luz ambiental, la temperatura y la calidad del colchón se han asociado a diferentes perturbaciones del sueño.
Los trastornos del sueño son un problema de salud pública. Se calcula que el insomnio afecta a un 10% de la población, mientras que entre el 5 y el 8% padece el síndrome de piernas inquietas y un 4% el síndrome de apnea del sueño (paradas respiratorias durante el sueño). 
La falta de un descanso de calidad puede provocar efectos indeseables como el deterioro de la alerta, de la memoria y del estado de ánimo, lo que puede llegar a provocar accidentes laborales, domésticos y de tráfico y a reducir de manera significativa el rendimiento laboral. 
Algunas pautas para mejorar la calidad del sueño son las siguientes:
  • ·         Levantarse siempre a la misma hora
  • ·         Dormir lo necesario pero no en exceso
  • ·         No ir a la cama con hambre
  • ·         Practicar ejercicio físico regular durante el día
  • ·         Al momento de acostarse, no centrarse en las preocupaciones del día, ni obsesionarse por quedarse dormido.
  • ·         No consumir cafeína desde varias horas antes de acostarse.
  • ·         Evitar el exceso de alcohol y tabaco
  • ·         No usar de forma habitual hipnóticos.
  • ·         Dormir en lugares tranquilos, sin ruidos.
  • ·         La temperatura y la humedad ambiental de la habitación no debe ser ni muy elevada ni muy baja.
  • ·      Acudir a un especialista cuando se tenga la sensación subjetiva de alteraciones en el ritmo sueño-vigilia.

L.N. Alejandra Gutiérrez

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